martes, 20 de septiembre de 2011

epopeya

En el sueño de Enkidu, los dioses piensan que alguien debe ser castigado por la muerte del "Toro del cielo" y de "Humbaba" y deciden hacer pagar a Enkidu. Esto va contra el deseo de Shamash. Enkidu cuenta eso a Gilgamesh y maldice la puerta que hizo para los dioses. Gilgamesh está consternado y va al templo a rezarle a Shamash por la salud de su amigo. Enkidu comienza a lamentarse de Shamhat porque ahora se arrepiente del día en que se convirtió en humano. Shamash les habla desde el cielo y les hace ver cuán injusto es Enkidu, les dice que Gilgamesh se convertirá en una sombra de su antiguo ser debido a su muerte. Enkidu se retracta de lo dicho y bendice a Shamhat. No obstante, enferma cada vez más y, moribundo, describe el inframundo.
 Gilgamesh se lamenta por Enkidu y ofrece regalos a los dioses para que caminen al lado de Enkidu en el más allá.
 Gilgamesh procura evitar el destino de Enkidu y emprende un peligroso viaje para visitar a Utnapishtim y a su esposa, los únicos seres humanos que sobrevivieron "la gran inundación" (el diluvio) y a quienes les fue concedida la inmortalidad por los dioses, con la esperanza de obtenerla también. A lo largo del camino, Gilgamesh pasa las dos montañas desde donde el Sol se levanta, custodiadas por dos seres-escorpión que le permiten seguir. Viaja a través de la oscuridad, por donde el Sol viaja cada noche y justo antes de que el Sol se lo encuentre, llega al final. La tierra al final del túnel es un lugar maravilloso, lleno de árboles cuyas hojas son joyas.
 Gilgamesh se reune con Siduri y le dice el propósito de su viaje. Siduri fracasa al intentar disuadirlo, pero le envían a Urshanabi para ayudarle a cruzar el mar a Utnapishtim. Urshanabi estaba en compañía de cierto tipo de gigantes de piedra que Gilgamesh consideró hostiles y mató. Cuando le narra su historia a Urshanabi y le pide ayuda, le dicen que justamente ha matado a las únicas criaturas capaces de cruzar las Aguas de la muerte. Esas aguas no deben ser tocadas, por lo que Utshanabi le dice que corte 120 remos para atravesar el agua. Finalmente llegan a la isla de Utnapishtim, quien nota algo raro en el barco y pregunta a Gilgamesh al respecto. Gilgamesh le cuenta lo ocurrido y le pide ayuda, pero Utnapishtim lo reprende porque combatir el destino de los humanos es inútil y arruina la alegría de la vida.
 Gilgamesh sostiene que Utnapishtim no es diferente de él y le pregunta su historia, por qué tiene un destino diferente. Él le cuenta sobre "la gran inundación", su historia es un compendio de la historia de Atrahasis, salvo las plagas enviadas por los dioses. Reticentemente, le ofrece a Gilgamesh una oportunidad para la inmortalidad, pero pregunta por qué los dioses deberían dar el mismo honor que a sí mismo, el héroe de la inundación, a Gilgamesh, y lo reta a permanecer despierto por seis días y siete noches. En el momento justo en que Utnapishtim termina de decirlo Gilgamesh se queda dormido. Utnapishtim se burla del sueño de Gilgamesh ante su esposa y le dice que hornee una barra de pan por cada día que duerma, para que Gilgamesh no pueda negar su falla. Cuando Gilgamesh, después de seis días y siete noches descubre su fracaso, Utnapishtim lo manda de regreso a Uruk con Urshanabi, exiliado. En el momento en que se marchan, la esposa de Utnapishtim le pide que tenga compasión de Gilgamesh por su largo viaje. Utnapishtim le menciona a Gilgamesh cierta planta del fondo del océano que lo hará joven de nuevo. Gilgamesh obtiene la planta atando rocas a sus pies, para poder caminar en el fondo del mar, pero no confía en su efecto y decide probarla en un hombre viejo en Uruk. Desafortunadamente, pone la planta en la orilla del lago mientras se baña y es robada por una serpiente que pierde su vieja piel y renace. Gilgamesh llora en presencia de Urshanabi, pero habiendo fallado en ambas oportunidades, regresa a su ciudad, donde la contemplación de sus grandes muros le hace alabar el trabajo duradero.
 El contenido de la última tablilla no se conecta bien con lo anterior. Gilgamesh se duele ante Enkidu de que su juego ha caído en el inframundo y él le ofrece traerlo de vuelta. Encantado, Gilgamesh le dice a Enkidu lo que debe y lo que no debe hacer en el inframundo para poder volver. Enkidu olvida el consejo y hace todo lo que se le advirtió no hacer, por lo tanto, el inframundo lo retiene. Gilgamesh pide a los dioses que le devuelvan a su amigo. Enlil y Sin no se molestan en responderle, pero Enki y Shamash deciden ayudarle. Shamash hace un hoyo en la Tierra y Enkidu sale por ahí. La tablilla termina con Gilgamesh preguntándole a Enkidu sobre lo que ha visto en el inframundo. No queda claro si Enkidu reaparece en la historia como espíritu o si vuelve a la vida.

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